Viajar, una de las actividades más enriquecedoras y bonitas.
En vacaciones, un fin de semana, puentes… Lástima que no dispongamos de tiempo y dinero inagotables para hacerlo más frecuentemente.
Aún así no puedo quejarme, he podido disfrutar, entre otras muchas cosas, de la Torre Eiffel, el Big Ben, la Estatua de la Libertad, el Vaticano o las Pirámides de Egipto.
Cada viaje se convierte en una experiencia especial y única, para conocer culturas, costumbres y gastronomías diferentes, en momentos para reflexiones más elevadas acerca de las banderas,.El viajar da amplitud de miras y comprensión hacia el otro.
Cuando terminan esos días y vuelves a tu ciudad de residencia, torpedeas a todo el mundo con lo que has hecho, lo que has visto, lo que has comido… pero hay un momento en el que tu interlocutor empieza a cansarse y a mostrar signos de aburrimiento, pero tu no te das cuenta y sigues a lo tuyo, porque estas muy emocionado, contando todas esas "aventuritas", que sólo tú y el que ha viajado contigo encuentra tan ingeniosas y divertidas...
Cuando tiempo después alguien te dice que va a viajar a alguno de los destinos en los que ya has estado, te sientes como si fueras un gurú en la ciudad X, y empiezas a dar consejos y recomendaciones de cosas que hay que ver y hacer, y nuevamente vuelves a cansar a los demás….
Próximamente voy a viajar a Ámsterdam, así que para no agotar a mis familiares y amigos, ya os contaré a vosotros todo lo que he hecho por la tierra de los molinos y tulipanes, por favor ser benevolentes y tener paciencia…
De Madrid... al Mundo
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